📖 La Palabra de Dios Hoy
Lunes 20 de octubre de 2025 | XXIX Semana del Tiempo Ordinario
Primera Lectura: Carta del apóstol san Pablo a los Romanos (4, 20-25)
Hermanos:
Abrahán, ante la promesa divina no cedió a la incredulidad, sino que se fortaleció en la fe, dando gloria a Dios, pues estaba persuadido de que Dios es capaz de hacer lo que promete; por lo cual le fue contado como justicia.
Pero que “le fue contado” no está escrito solo por él; también está escrito por nosotros, a quienes se nos contará: nosotros, los que creemos en el que resucitó de entre los muertos a Jesucristo nuestro Señor, el cual fue entregado por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación.
Palabra de Dios.
Salmo Responsorial: Cántico de Zacarías (Lc 1, 69-70. 71-72. 73-75)
R. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Nos ha suscitado una fuerza de salvación,
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
R. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos,
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza.
R. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán
para concedernos
que, libres de temor, arrancados de la mano
de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
R. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Evangelio: Lectura del santo evangelio según san Lucas (12, 13-21)
En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.»
Él le contestó: «Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?»
Y dijo a la gente: «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.»
Y les propuso una parábola: «Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose: “¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha.”
Y se dijo: “Haré lo siguiente: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida.”
Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta noche te van a reclamar el alma. ¿Y lo que has acumulado, de quién será?”
Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.»
Palabra del Señor.