📖 La Palabra de Dios Hoy
Viernes 24 de octubre de 2025 | XXIX Semana del Tiempo Ordinario
Primera Lectura: Carta del apóstol san Pablo a los Romanos (7, 18-25)
Hermanos:
Sé que nada bueno hay en mí, es decir, en mi naturaleza humana deteriorada por el pecado. En efecto, el deseo de hacer el bien está a mi alcance, pero no el realizarlo. Y así, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Pero cuando hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que reside en mí.
Descubro, pues, en mí esta realidad: cuando quiero hacer el bien, me encuentro con el mal. Y aunque en lo más íntimo de mi ser me agrada la ley de Dios, percibo en mi cuerpo una tendencia contraria a mi razón, que me esclaviza a la ley del pecado, que está en mi cuerpo.
¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo, esclavo de la muerte?
¡La gracia de Dios, por medio de Jesucristo, nuestro Señor!
Palabra de Dios.
Salmo Responsorial: Salmo 118, 66. 68. 76-77. 93-94. R. ¡Enséñame tus mandamientos, Señor!
R. ¡Enséñame tus mandamientos, Señor!
Enséñame la discreción y la sabiduría,
porque confío en tus mandamientos.
Tú eres bueno y haces el bien:
instrúyeme en tus mandamientos.
R. ¡Enséñame tus mandamientos, Señor!
Que tu misericordia me consuele,
de acuerdo con la promesa que me hiciste.
Que llegue hasta mí tu compasión, y viviré,
porque tu ley es toda mi alegría.
R. ¡Enséñame tus mandamientos, Señor!
Nunca me olvidaré de tus preceptos:
por medio de ellos, me has dado la vida.
Sálvame, porque yo te pertenezco
y busco tus preceptos.
R. ¡Enséñame tus mandamientos, Señor!
Evangelio: Lectura del santo evangelio según san Lucas (12, 54-59)
En aquel tiempo, decía Jesús a la gente:
«Cuando veis subir una nube por el poniente, decís enseguida: “Va a caer un aguacero”, y así sucede. Cuando sopla el viento del sur, decís: “Va a hacer bochorno”, y sucede.
¡Hipócritas! Sabéis examinar el aspecto de la tierra y del cielo; entonces, ¿por qué no examináis este tiempo presente? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?
Por ello, mientras vas con tu adversario al magistrado, haz lo posible en el camino por llegar a un acuerdo con él, no sea que te lleve a la fuerza ante el juez y el juez te entregue al guardia y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues la última monedilla».
Palabra del Señor.